La publicidad durante la
Segunda Guerra Mundial
Con la Segunda Guerra Mundial, la industria se
concentró en producir bienes para la guerra. Debido a que todo el material
civil estaba sumamente racionado, muchas empresas recortaron su publicidad.
Otras pensaron que, aun cuando no tenían mercancías, no estaban fuera de los
negocios y querían conservar la buena voluntad del público, así que aplicaron
los esfuerzos de su publicidad a prestar un servicio público.
En 1942, los líderes de negocios, de medios y de publicidad se
reunieron para fundar el Consejo de Publicidad de Guerra. Su propósito era
levantar el ánimo y comunicar la necesidad del sacrificio de los civiles.
Entre los temas y los proyectos promovidos por el
consejo estaba la conservación de productos, como el combustible, las grasas y
los neumáticos.
Al terminar la guerra, el Consejo de Publicidad de
Guerra podía informar que los anunciantes y los medios habían contribuido con
unos 1,000 millones de dólares de espacio y tiempo para mensajes relacionados
con la guerra. Se vendieron más de 800 millones de bonos de guerra, por un
total de 35,000 millones; se sembraron 50 millones de jardines de la victoria.
El esfuerzo del Consejo de
Publicidad de Guerra tuvo tanto éxito que el presidente Franklin D. Roosevelt
pidió que éste perdurara para promover proyectos en tiempos de paz. En 1945, la
organización se rebautizó con el nombre de Consejo de Publicidad y, todavía se
sigue promoviendo una serie de causas sociales.
Entre 1940 y 1950, el gasto para publicidad se duplicó
con creces y la televisión captó la atención de millones de espectadores a
medida que el medio evolucionó de ser novedad a ser una institución social.
Para la década de 1960, el videocasete, la
programación a color y mejores técnicas de producción hicieron de la televisión
el principal medio de los anunciantes nacionales y cambiaron para siempre las
revistas y las cadenas de radio como medios de publicidad.
La publicidad no sólo contribuyó con el crecimiento,
sino que fue parte de él, pasando de un gasto de 5,800 millones de dólares en
1950 a 28,300 millones de dólares en 1975; es decir, un crecimiento de 490%.
En 1956, el Departamento de Justicia determinó que las
agencias de publicidad podían negociar sus tarifas con los clientes, en lugar
de ceñirse a la comisión entonces requerida de 15% sobre todos losmedios
colocados.
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